A todos nos impresionan esos estadios de la NBA como el Madison Square Garden de NY, el Garden de los Celtics, el Staples de L.A. o incluso algunos no tan conocidos como 'The Palace', el pabellón con más aforo de la liga donde juegan los Pistons. Excepto en equipos ganadores y contados partidos, estos estadios nunca se llenan y ése es el quebradero de cabeza de muchos de los propietarios de los equipos. Por ello lo que intentan es atraer a esos fans por medio de campañas, espectáculos en la pista u ofertas. Esto nos hace pensar si de verdad la NBA es un deporte o un negocio. Recientemente, con el traslado de los Kings a Seattle, ha quedado más que claro el punto de vista que algunos 'owners' tienen respecto a sus franquicias; puro y duro negocio de compra-venta.
Por tanto, en una liga en la que el juego y los títulos suelen quedar en un segundo plano para la mayoría de mandatarios, ¿que valor le podemos dar a una liga en la que se apuesta más por el dinero que por los logros deportivos?
No en vano, la NBA mueve millones de dólares cada año, lo cual activa la economía americana, pero siempre que nos ponemos a ver un partido nos parece algo frío, un juego en el que 10 tíos negros intentan meter el balón por un aro naranja. Los jugadores se toman cada partido como una nueva oportunidad para demostrar su valía y, de hacerlo mal, ya habrá
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La triste imagen de algunos estadios en la NBA |
Pocos partidos he visto en la NBA que igualen el compromiso, lucha y objetivo común que tienen en Europa los jugadores hacia sus clubes, en mayor o menor grado. Recuerdo el 7º partido de la final del este de la temporada 11/12 en la que Celtics y Heat medían sus fuerzas en un partido clave o también el 7º entre Lakers y Celtics de las finales de la 09/10. Ambos fueron épicos encuentros y ganó el que más lo lucho. En dichos partidos la responsabilidad mostrada por ambas franquicias fue brutal, poco común en la NBA.
El 17 de enero tuve la oportunidad de vivir en primera persona un partido de la NBA en el O2 Arena de Londres. En este partido se enfrentaban Pistons y Knicks. Realmente el ambiente tanto fuera como dentro del pabellón fue espléndido con muchos fans de uno y otro equipo. Los tiempos muertos fueron muy divertidos con las 'Detroit Dancers', los concursos, la 'Flight Crew' de los Pistons también, o el concierto del descanso a cargo de Misha B, además de todas las tiendas y demás exposiciones que se pudieron ver en el exterior del pabellón; una delicia.
Pero ciñéndonos al partido fue un partido seco, soporífero y con pocos 'highlights' de provecho. El tiempo corría sin ton ni son y había momentos en los que el partido era algo pesado de ver y lo único que querías es que aquello acabase ya de seguir con ese ritmo. Se veía destellos de calidad por parte de las súper-estrellas de la liga como Carmelo Anthony ó Andre Drummond, pero la tónica general del partido fue de un ritmo bajo y en el que se veía que nadie se jugaba nada.
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El OAKA lleno de seguidores del Panathinaikos |
Por todos es sabido que en la NBA la defensa brilla por su ausencia y que allí lo que cuenta es el espectáculo y atraer público a la cancha por encima del juego del equipo.
En Europa todo el trabajo se centra en el juego del equipo y ganar títulos pese a tener en cuenta el ámbito económico, algo totalmente
opuesto al modelo estadounidense.
Por lo tanto, y habiendo experimentado un partido de baloncesto en las dos culturas baloncestísticas que he comentado anteriormente, me quedo con el espectáculo en el juego, la represión mediática y todo el revuelo que surge alrededor de la NBA, pero me parece imprescindible la afición que hay en Europa y el compromiso que hay en torno a una sociedad deportiva, cuestión vacante en EEUU.
Pero como ésta mezcla es algo inverosímil, me quedo con Europa, y más aún, con la ACB.
Cierto, soy de los Pistons y el Palace es el 29ºestadio en cuanto asistencia de publico, solo lo vi medianamente lleno vs. Lakers. Solo supera a los Kings, y es algo bastante triste para un equipo tan grande.
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